sábado, 28 de febrero de 2009

A mi hermana me gustaría decirle:

No te sientas triste, no te sientas sola, observa todo lo que te rodea. Llena tus ojos de todo el azul que te puedas robar del mar. Disfruta tus buenas compañias, aléjate de las que sólo te hagan desperdiciar tu tiempo y tu energía.

Escucha cada murmuro, disfruta el silencio, detesta el ruido inecesario. Ama las cosas que haces y no permitas que la mente divague sin camino.

No permitas que la estupidez te absorba, a todos nos quiere atrapar. Extrañáme profundamente pero no pienses en mí todo el tiempo.

Y sobre todo, no olvides quién eres. Siempre recuerda que no importa dónde te encuentres, tú siempre serás la misma.
La pangloss.

domingo, 22 de febrero de 2009

She came and gave to me a lot of peace

Nunca había sido amable con ella (ya la había visto en otras ocasiones), ni siquiera la había volteado a ver en otras ocasiones, cuando de la manera más austera posible le decía: "No gracias". Pero esta vez fue distinto, ella se acercó y yo me quede ahí, le compré una mermelada: "sin conservadores" me dijo, le creo, le creí total y absolutamente (¡además recicla sus frascos!).

Ella me miró a los ojos, ella se metió en mis ojos. Algo hizo en mí, porque después de que se fue me sentí tan llena de algo. Una mujer, no cualquier mujer, una monja, alguien que ha consagrado su vida a todo lo demás menos a sí misma, hablo conmigo, una mujer que vive y ama a un dios en el que yo no creo, ama a un dios del modo en que yo no puedo, cree conocerlo de un modo en el que yo tampoco he podido, y pese a todo ella se metió en mis ojos. Ella no puede entender (o al menos eso creo yo) el modo en el que percibo mi existencia en este mundo, mi origen, el profundo respeto que siento por cada pequeño átomo que conforma esta tierra, estos árboles, no puede entender ni saber de qué manera observo el cielo, ese amor , esa inexplicable emoción que siento al saber que yo también pertenezco a eso.
Algo hizo en mis ojos, hable con ella como si la conociera de por vida, hable con ella del modo más sincero posible sin proponérmelo, ¿Por qué me sentí tan en paz después de que hablamos?, ¿Por qué pese a lo diferente que eramos sentí que me entendía tanto?, ¿Pero sobre todo, por qué me ha dicho que espera que mi camino me conduzca a la verdad?
La pangloss.

sábado, 21 de febrero de 2009

It just a sunny-shine day.

Trata de imaginar esto que ves a cómo era antes, es difícil, ¿verdad?
No hay manera de reconocerlo, no hay regreso,
estamos perdidos y pese a todo seguimos avanzando.
La pangloss.

Estamos abocados irremediablemente, en mi opinión, a recorrer un camino que nos lleva a las estrellas (a menos que, en una monstruosa capitulación ante la estupidez y la codicia, nos autodestruyamos primero). Y allí, en las profundidades del espacio, parece muy probable que, antes o después, encontremos otros seres inteligentes. Algunos de ellos estarán menos adelantados que nosotros; otros, posiblemente la mayoría, lo estarán más. Me pregunto si todos esos seres tendrán nacimientos dolorosos. Los seres más avanzados que nosotros tendrán aptitudes muy superiores a nuestra capacidad de comprensión. En un sentido muy real, nos parecerán algún tipo de dios. La especie humana tendrá que esforzarse mucho para crecer.

Carl Sagan.

domingo, 8 de febrero de 2009

Ayer me sentí tan insulsa, tan incomoda, tan inservible...

Me disponía a hacer mis hot cakes (con leche de soya y sin huevo por supuesto) cuando pongo el once y ¡qué es lo que ven mis ojos!:

Veo un oso polar nadando a la deriva, al oso lo están filmando desde un helicóptero , no hay hielo cerca, finalmente llega a una isla, una muy pequeña isla llena de morsas, el oso pese a que consigue llegar está exhausto, no puedo imaginar cómo se siente pues mi estúpido cuerpo jamás ha sentido eso. Y si pese a que está completamente abatido se muere de hambre porque a continuación intenta morder a una morsa (así de grande es su hambre) al ver que no puede se lanza sobre una cría de morsa, la madre lo cubre con su cuerpo, las otras morsas intentan con su colmillos lastimar al oso de algún modo, por supuesto que no consigue su objetivo, fue triste, fue una de las cosas más tristes que haya visto. Pensé tantas cosas 1)¿por qué estás aquí en la comodidad de tu casa?, ¿por qué no está tú ahí o alguien, cualquiera ahí, no filmando (finalmente todos los animales incluso en su agonía, en su lucha por sobrevivir, terminan siendo nuestro pinche entretenimiento) porque no hay nadie que considere necesario intervenir.

2) Que alguien me explique porque simplemente yo no entiendo porque todas las acciones "conservacionistas" son tan pasivas, porque todas son tan especistas.

3) Que puedo hacer finalmente yo, sin lana, sin poder articular ni una pizca de otro idioma más que el mío, que puede hacer esta simple mortal, que puedo hacer en mi presente sentí tanta repugnancia por todos y todo, por mí, principalmente por justificarme y ser igual o peor de pasiva que el resto del mundo.
La pangloss.

sábado, 7 de febrero de 2009

De José Carlos Becerra...

BLUES

No era necesaria una nueva acometida de la soledad para que lo supiera. Navegaba la mar por un rumbo desconocido para mis manos. Donde el amor moró y tuvo reino que da ya sólo un muro que avasalla la hierba.

Queda una hoja de papel no en blanco donde está anocheciendo. Donde goteaba luceros una noche sobre unos hombros limpios como verdad mostrada, sólo queda una brisa sin destino. Donde una mujer fundara un beso sólo árboles postrados al invierno. Y no era necesario decirlo. El corazón sin que sea una lágrima puede sombrear las mejillas.

La ventana da a la tristeza. Apoyo los codos en el pasado, y sin mirar tu ausencia me penetra en el pecho para lamer mi corazón. El aire es una mano que está hojeando mi fente. Mi frente donde la luna es una inscripción, una voz esculpiendo su olvido. Como humo la luna se levanta de entre las ruinas del atardecer. Es muy temprano en ese azul sin rostro. No era necesario enturbiar la soledad con el polvo de un beso disuelto. No era necesario memorizar la noche en una lágrima. Labios sobrecogidos de olvidos, pulsaciones de un oleaje de mar ya retirándose, ruido de nubes que el otoño piensa.

Hay lápices en forma de tiempo, vasos de agua donde el anochecer flota en silencio. Hay la rama de un árbol como un brazo esculpido por algún abandono.

Hay miradas y cartas donde la noche puso en marcha al vacíio, a las frentes que extinguen su remoto color sobre letras que enlazan señales de viaje.

Aquí está la tarde. Puede enrolarse en ella quién esté enamorado. Aquí está la tarde para designar una ausencia. Suena en mi pecho el mundo como un árbol ganado por el viento.

No era necesaria la tarde, tampoco este cigarro cuyo humo puede ser otra mano evaporándose. Invernará la noche en mi pecho. No era necesario saberlo. No tiene importancia. Espero una carta todavía no escrita donde el olvido me nombre su heredero.



José Carlos Becerra

Bibliografía:

Becerra, José Carlos El otoño recorre las islas, prológo de Octavio Paz.