Mis brazos te abrazan, sin apego, sin necesidad de una historia, mis brazos te quieren, y mis labios junto con mi voz y mi boca te dicen adiós pues no siento miedo.
Estoy feliz, es cómo decirle al cielo que lo amo, sabiendo que esa frase se la llevará el viento y nada quedará después de eso.
Me abrazo a tu fuerte, moreno y bello cuerpo, en serio, no sé por qué, pero en verdad ahora soy incapaz de sentir el más mínimo de miedo.