lunes, 4 de octubre de 2010

"Mi triste corazón babea a popa".

Puedo cortarme el pelo, puedo cortarme todo el pelo, puedo pretender que vivo feliz en soledad con mis gatos, sé que soy feliz conviviendo con mis gatos. Pero es suficiente 4 días de estar con mi madre, mis tías y mi prima para darme cuenta de que las extraño mucho y lo único que puede sentir este estúpido y grande iceberg que soy es tristeza, mi corazón esta llorando desde lo más profundo de su ser.

Vuelvo a la soledad de mi cuarto con mis hermosos gatos por compañía y vuelvo a ser niña y me doy cuenta de que extraño las locuras de mis tías, la atención y avispamiento de mi prima y de que otra vez estaremos mis gatos y yo y la música ya sin sus sonrisas por compañía.

De que me hace falta ser escuchada, de que puedo nadar en el paraíso pero ahora que ya estuve con ellas no será lo mismo, ni el mar ni mi cuarto, ni la casa ni las avenidas, resulta que yo que era completamanente ermitaña ahora resultó ser absolutamente gregaria.